El pranayama, la respiración, es una parte muy importante del yoga. Nos ayuda a calmar el cuerpo y relajar la mente
En mi primera clase de yoga aprendí una lección muy importante: que no sabía respirar y llevaba años haciéndolo mal. Muchas veces no somos conscientes de lo importante que es la respiración. Mi propósito en este post es que entiendas la gran importancia de respirar y de hacerlo correctamente. Por eso compartiré contigo un bonito cuento de los textos sagrados del Yoga y unos sencillos ejercicios que te ayudarán a entender y practicar tu respiración.
La respiración contiene mucha información sobre nosotros. Nos dice si estamos relajados y en calma o, por el contrario, enfadados o estresados
Antes de nada, comenzaré con una hermosa historia que una profesora me contó durante una clase de yoga. Pero primero, una aclaración importante: en el cuento hablaré de prana. Una palabra en sánscrito (la lengua clásica de la India) que se refiere a nuestra energía vital, a nuestra respiración. Ahora sí, allá va el cuento:
En una ocasión, los cinco sentidos discutían porque cada uno de ellos se consideraba el más importante. Prana intentó formar parte de esta conversación, pero fue rechazado por el resto de los sentidos. Prana, sintiéndose menospreciado, decidió darles una lección. Así que reunió a los cinco sentidos para después abandonar el cuerpo. Los ojos ya no podían ver, los oídos ya no podían escuchar, el tacto ya no podía sentir… Entonces, los cinco sentidos comprendieron que el prana era el más importante de todos y sin él no podía existir nada. Por eso le pidieron que regresara.
Qué es el pranayama
Este cuento nos ayuda a entender la importancia del prana. Por eso el pranayama, es decir los ejercicios de respiración que forman parte del yoga, son tan importantes. Pero, qué es exactamente. Pranayama se compone de dos palabras del sánscrito:
Prana: energía
Ayama: expansión
Así que el pranayama podría traducirse como la expansión de nuestra energía vital
El sánscrito es una lengua muy rica, así que pranayama también puede tener otro significado:
Prana: energía
Yama: control
Es decir, el control de nuestra respiración, de nuestra energía vital
Cuando estás tranquilo, tu respiración es profunda, lenta y pausada. Mientras que cuando estás alterado, tu respiración es corta, rápida e irregular
Ahora que entiendes estos conceptos básicos, seguro que empiezas a comprender por qué es tan importante nuestra respiración. Pero hay mucho más. Tal vez hayas notado que la respiración influye en nuestro cuerpo y en nuestra mente mucho más de lo que imaginamos. De hecho, la respiración contiene mucha información sobre nosotros. Nos dice si estamos relajados y en calma o, por el contrario, nerviosos, enfadados o estresados.
Te propongo la siguiente práctica: ¿cuántas respiraciones haces por minuto? ¡Cuéntalas! Si son más de 18, tal vez estés un poco alterado y necesites relajarte. Si son entre 12 y 13 (no superan las 18), te encuentras en un estado relajado.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo necesita más energía. Es decir, hacemos más respiraciones. Así que consumimos más oxígeno y el corazón necesita bombear más sangre. En definitiva, el cuerpo trabaja más. Nuestra mente, por supuesto, también se ve alterada
Creo que estos ejemplos demuestran la importancia de ser conscientes de nuestra respiración y aprender a respirar correctamente. Si te apetece, te dejo uno de mis ejercicios de pranayama favoritos: la observación de la respiración natural. Fácil y accesible para todas las personas. Puedes dedicar unos minutos al día para hacerlo, en cualquier momento.
Cómo practicar la respiración natural
Busca un lugar tranquilo, donde nadie te moleste. Quítate el reloj, las gafas si tienes y asegúrate de no tener el móvil cerca. Siéntate en una postura cómoda, en el suelo sobre una esterilla o sentado en una silla. Mantén la espalda recta, la cabeza recta. Los hombros relajados, los brazos relajados. Las manos y la cara relajadas. Relaja también la mandíbula. Cierra los ojos para profundizar en tu interior y concentrarte mejor en tu respiración, así evitarás que los estímulos del exterior te afecten.
Haz los ajustes que consideres necesarios para encontrar una postura que te resulte cómoda. Si lo necesitas, puedes acostarte en la cama o en la esterilla, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. La idea es poder permanecer en la postura durante unos minutos y concentrarte mejor en la respiración.
Comienza inhalando y exhalando de forma natural y espontánea. Sé consciente del ritmo de tu respiración, sin juzgar y sin intentar controlarla. Toma conciencia del aire entrando por las fosas nasales y llegando hasta los pulmones. Siente el abdomen que se expande al inhalar y desciende al exhalar. Sé consciente de cómo el aire recorre cada parte de tu cuerpo. Y si sientes molestia o incomodidad en una parte de tu cuerpo, lleva la respiración hacia a esa zona. Si te vienen pensamientos, simplemente obsérvalos y déjalos ir. No te identifiques con ellos. Si tu mente es demasiado inquieta, para ayudar a concentrarte, prueba a contar tus respiraciones: inhalas y exhalas 1, inhalas y exhalas 2, inhalas y exhalas 3… Continúa a tu ritmo, el tiempo que consideres necesario. Practica un poco cada día, sin expectativas. Solo permitiendo que tu respiración fluya de forma natural, lenta, consciente y profunda. Recuerda que no hay una forma correcta de hacerlo, solo la que mejor se adapta a ti.
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